Golfo y su dueño (y viceversa)
Quiero que vengas,
flor desde tu ausencia,
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo
Holograma,
mes de abril robado,
el que daría por mi su vida entera.
Brasas de cigarrillo,
piel del cuello al lóbulo,
sonido de reloj ausente.
Marco renegado,
Marco renegado,
obligado a poner esa cara de chico malo
encendiendo un "piti"
(quién me mandaría a mi
(quién me mandaría a mi
por esos barrios que no son los míos),
obligado a tantas cosas...
El vampiro de la sonrisa peligrosa,
el que espera detrás de su cara melancolía.
El de los movimientos abruptos,
escupo pelo,
escupo tabaco,
me emociono,
me asombro,
sonrío,
acaricio mi barbilla
leyéndote.
Peluche con gesto de chico Martini
al que no se puede apenar,
el loco que no lo es tal
sino por creerse débil.
Faltas tú para poner verbo a esto.
Tiraste de la argolla de algo bajo las costillas,
aguanté el tirón,
pero me obligaste a tantas cosas...
como escribirte esto.
Nos espera
en otro mundo
un atardecer de verano
con unas cervezas,
algunos pitillos
y un despertar.
(Bien sabes lo que digo).