16 octubre 2009

Gris oscuro, sombra siempre.
Comienza el otoño mortal,
la edad del invierno adelanta
y todo se para comprimido,
expectante de la muerte.


Como sangre de herida abierta
renace, a veces, tu rostro.
Despierta los rincones más dormidos,
envueltos en muerte de ausencia.

Vela aparecida en ceguera,
beso en cotidiana boca de lobo.
Evocando, esperando,
evadiendo un presente
negro como razón de lágrima.


Y arrastramos voces simultáneas
calando, fuera, soledades por matar,
tú hoy brecha abierta de
mis días, yo, en inmaculada
rutina, sin despedida,
en el eco inmundo que maquillar.

1 Comentarios:

Blogger Rodolfo N dijo...

El dolor que deja huellas en una bella poesía...

Besos,amiga.

11:24 p. m.  

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