Gris oscuro, sombra siempre.
Comienza el otoño mortal,
la edad del invierno adelanta
y todo se para comprimido,
expectante de la muerte.
Como sangre de herida abierta
renace, a veces, tu rostro.
Despierta los rincones más dormidos,
envueltos en muerte de ausencia.
Vela aparecida en ceguera,
beso en cotidiana boca de lobo.
Evocando, esperando,
evadiendo un presente
negro como razón de lágrima.
Y arrastramos voces simultáneas
calando, fuera, soledades por matar,
tú hoy brecha abierta de
mis días, yo, en inmaculada
rutina, sin despedida,
en el eco inmundo que maquillar.
Comienza el otoño mortal,
la edad del invierno adelanta
y todo se para comprimido,
expectante de la muerte.
Como sangre de herida abierta
renace, a veces, tu rostro.
Despierta los rincones más dormidos,
envueltos en muerte de ausencia.
Vela aparecida en ceguera,
beso en cotidiana boca de lobo.
Evocando, esperando,
evadiendo un presente
negro como razón de lágrima.
Y arrastramos voces simultáneas
calando, fuera, soledades por matar,
tú hoy brecha abierta de
mis días, yo, en inmaculada
rutina, sin despedida,
en el eco inmundo que maquillar.
1 Comentarios:
El dolor que deja huellas en una bella poesía...
Besos,amiga.
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