26 abril 2009

La roca ciega

Quiero ser sorda de la vista.
De alegrías coja y de mentiras.
Sin roces de afilados ojos,
sin palabras invasoras
frente a camino abierto.
¿Dónde quedó mi pobre rutina incendiaria,
la tristeza calcárea,
las noches de mis lágrimas?
¿Qué hacen mis días entre tus manos?
Ahogados entre ídolos de muerte.
Y vuelo en mi alfombra contigo,
y caigo entre nubes de campanas,
me levanto grande
al aire imploro que marche
y,
por fin,
caigo y vuelvo.
A donde soy,
al gris lamento,
al silencio de los pies,
a la roca ciega.

14 abril 2009

Cómo arrasa todo la ola. Vaho de silencio sin tus palabras calladas. Me enseñaste cómo ahogarme solita. Y desespero tus naufragios de gritos familiares. Arrastro mis pies a lo largo del día. Ciega y sorda de todas las felicidades. Retumbante agonía tu inexistencia fantasma. Qué castigo he de cumplir. Qué tiempo he de esperar hasta no verte. Aprendiendo a hacer gris la luz que me falta. Rezando a la rutina que me haga un muerto más. Que no aparezcan tus pasos en la arena de mis noches. Que no te rodeen mis sueños. Acostumbrarme de una maldita vez a andar sin coger de la mano a nadie. Y menos a espectros.
Pero quién se cree que me iré. Vagaré intentando adentrarme en tierra de nadie. Pero nadie siempre eres tú. Y tus aristas secas, muertas, forzadamente calladas, herirán mis despertares. Saltaré, te dibujaré en cada trazo. Veré como te vas desvaneciendo en el horizonte. Y, como el sol, te irás escondiendo, tras las montañas. Llevándote contigo la luz hasta dejarme a oscuras.

09 abril 2009

Acércate lentito. Como hay que acercarse. Tómame del cuello en tus manos y arráncame las fauces en un tierno bocado. Deja que tus dedos sigan la línea marcada. Ardiendo brasa efímera en la piel. Llévate por delante ropas, telares y otros colgajos inútiles. Déjame viva y fria frente al sol. Palpitando lejos del gris de los días. Molde del calor expectante de tu suprema vigilancia, pícara. Das el paso a mis brazos y encajan en tus sueños. Mi piel te rodea, muda dejada en otras vidas por tu piel de serpiente. Chocan pasados y al chocar hoguera que olvida. Choque, roce, caricia. Avaricia. El todo en la parte. Una parte del todo abandonado cuando se nace. Resurgir. Hacerse más alta y más bella. Eterna. Poderosa en tu poder de hombre. Fuerte y sabrosa. Volar y subir a tus ojos de abismo de alas de pájaro. Voltear la realidad, boca abajo, marearla, escrita en papel fijo. Hueles a tierra, carne y sal en los pulmones. Sabes a quebranto dulce y leche amarga. Tus brazos más allá de paredes. Tus manos el mundo desde la luna, sin nombres ni grabados. Ojo espía de mi cuerpo anhelante y sus rincones. Abierto canal encendido en la forja de la espada.