28 febrero 2008

A mi tus gestos

A mí tus gestos. Sobre el aire escriben la risa de un Dios. Te olvido. Una ausencia palpitante, psicofonía eufemística, sin presente. Con forma de vacío un hueco lacera mis dolores, con aristas, más extraños cada día. Se van a ti, a tu recuerdo, dónde todavía sonríes. Retorcidos escombros de lujuria rastrean mis jarcias, sin viento, sin estrella polar, sin brújula lamento de días y etéreas nubes de rutina. Te fuiste y muerto ando por las horas, con la única duda de cúando cesará, cuándo descansaré de estas ansias, esta obsesión. Sabiendo que no he de verte, muerto estoy ya en vida. Deshaciendo lo hecho en un andar hacia el origen, lejano, roto, de cuento surrealista donde no me encuentro. Cómo decirte que grito en silencio, que chillo, inmunda derrota, por rozar tu dicha. Por calmar mi sed de penetrarte hasta el aliento. De forzar las últimas gotas de rabia en tu placer sereno y violento contra mí, contra todo, contra el destino que nos puso años y fracasos de por medio. Que nos enseñó a agachar la cabeza y ponernos de rodillas a estos que fuimos más que futuro y dimensiones. Que lo fuimos todo. Que fuimos felices.