01 febrero 2008

He hecho cosas en la vida, supongo que sí.
He tenido amigos, amores, momentos.
He amado más de lo que me han amado.
Si por mí fuese hubiera amado hasta al diablo.
Los mayores dolores no han sido los del amor,
sino los de la ausencia del amor y sus huellas.
En nadie he visto a esa persona que mira como lo miro.
En muchos he creido ver algo para mi,
pero pasaron de largo.
Cada vez tienen menos importancia las desilusiones,
me traicionaron amigos y tuve que perdonar.
Pero, al igual que el jarrón que se rompe,
por mucho que lo pegues después, algo se ha roto, pero en mi.
Ya no me enfado porque me hagan daño,
ya no reacciono siquiera si son seres queridos.
Pero durante un tiempo no me sale palabra.
Y lo peor es que nadie se percata, o lo ve extraño.
Me hago mayor y todo me sigue pareciendo lo mismo,
una mera ilusión de paréntesis, un punto suspensivo.
Ni siquiera me funciona lo que siempre lo hizo,
recordar los buenos momentos.
Los verdaderos paréntesis.
O imaginarme nuevos buenos momentos.
Me deja tal sensación de frustración
(mis fantasías son mejores de lo que nunca viviré)
que opté por abandonarlos.
Ahora me encuentro sola,
sola con un árido cerebro,
herida por todo,
sin ganas de defenderme ni luchar,
con unas ansias inmensas de amar,
y de vivir.

1 Comentarios:

Blogger Bato dijo...

Siempre estamos solos.
Y la única persona que puede sacarnos somos nosotros mismos.
O sea, que en los momentos más difíciles, siempre estaremos solos.
Eso es lo que yo creo. Al igual que tú, con el paso de los años, ya no creo en nadie.
Y cuando el problema es más grande, los amores y las amistades se encogen más. No así, cuando por poco, un amor o un amigo puede vesitrse de heroe. Entonces brinca todo mundo. Pero no, cuando es arido, les de miedo.
Pero sí creo en mí. Y cuando vuelvo a aprender amarme, de nuevo lo poquito que son capaz de dar los demás, parece mucho, muchísimo.

Saca las alas y vuela. Eso ayuda.

6:02 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home