28 febrero 2008

Nunca es suficiente

Preferiría sin poemas
saber qué es esto
que se esconde en ti,
y en tus ausencias.
Sería capaz de dañarte,
hasta que te arrodillases
implorándome amor
y perdón.
Y yo surgiría orgulloso,
sería,
por fin,
más que tú.
Me darías pena,
humillada,
ahi abajo.
Pero nunca es bastante el daño
para asegurarme
de que no te necesito,
de que me quieres más
de lo que yo te añoro.
Nada más verte
mi orgullo se hunde a tus pies,
y sólo rio tranquilo
cuando creo ver asomar
lágrimas a tus ojos
de veleta.
¿Qué es esto que
obsesiona y amordaza,
que vuelve celosos
a los libertinos,
que quiere sacar
de dentro de la sangre
y con sangre
declaraciones que nunca se creen,
que nunca son suficientes
para saber que no he de perderte,
que es más el daño de saberte puta
que el de no verte ni en sueños?.
Quiero agarrarte del cuello,
aunque sé que ni muerta serás mia,
por lo menos no de otros.
Quiero hacerte llorar,
llorar por mi,
llorar por mi ausencia,
que sólo tú has hecho posible,
arrastrarte por mis huellas
que te fueron buscando
perdidas por tu rastro,
que a veces me recordaba,
y a veces vivía,
pero nunca es suficiente.
Nada es suficiente para mi,
para este anhelo,
sólo tenerte entre mis piernas,
y gozarte sin palabras,
para olvidarme de que
las historias de amor
no existen,
sólo las de posesión y avaricia,
las de lujuria inmensa,
las de hambre de un cuerpo,
lo demás, es simple cariño,
inocente, insignificante
e insulso.