Lo que la esperanza promete
"Dios, dame paciencia, que si me das fuerza, mato"
Eco,
por todas partes eco
de nuevo
y este desagradecido blanco.
Los golpes son mi sol,
y llevo ridículo por nombre.
Tan insondable todo menos yo,
ronca de gritarle al vacío
ni siquiera me dejan
sin ganas ni lágrimas.
Menos que nada
soy
si el primer río que pasa
se lleva mis venganzas
y me obliga a salir de mi
como una loca
en la desesperación de la última cena
de los condenados a muerte
del último tren.
¿Por qué, vano intento,
no mueres?,
anestésitate
inmundo placer de comerse el mundo
nunca hecho para mi,
que nos hacemos tan débiles
acumulando sólo derrotas
que un sólo soplo nos vencería
sin regreso posible
a este suelo
que no elegí
y que nunca me eligió.
Pero tú, inútil motor,
otra vez en el barro.
Mata de una vez por todas
que las respuestas las conoces
nunca oirás lo que quieres
que lo que esperas
no es lo que la esperanza promete.
2 Comentarios:
Justo esa sesación que describe, alguna vez me carcomió toda espera (ya no se diga esperanza).
He aquí mi interpretación de ese lamento y, a la vez, la forma en que le encontré un poco de desahogo.
b r i s a n o c t u r n a
Le cœur a ses raisons, que la raison ne connaît point
Pascal
muy viejos los bosques y
—contra lo esperado—
más recientes que la sombra
en que se oculta al desarraigo
de la montaña descendió
cierta brisa nocturna
impregnada de bosque fantasmal
: de árboles tan sólidos como mis sueños
: palabras truncas e inteligibles
(saludos obligados)
s i l e n c i o d u r o
colgué mi voz de un alambre en espiral
y antes del estertor rotundo
(de su callada y lenta agonía)
emitió el más viejo y profundo vacío
: cierta azulada ausencia
(con todos sus números y banderas de extinción)
d e s t i e r r o
viejo vicio de volver
a donde se tiene prohibido
:de intentar arrancarse
el deseo a patadas
y
una vez despojado
como decaído traje
—calca de los pasos andados—
me espía sigiloso
(h u s m e a m i s a b a n d o n o s
m e p e r s i g u e l a s d u d a s)
y se acurruca a mi lado
cuando me rindo muerto de cansancio
brisa nocturna
: en vano tu dictado íntimo
me acaricia el ayuno
: nunca entenderé tu lenguaje
de aves y hojas dormitantes
: jamás provocaré ese suspiro
que en ti es costumbre
— y p a r a m í
d e s v e l o —
vieja rutina de anhelar lo imposible
y sé que todo es inútil
cuando la risa nace temblando
(henchida en ardorosa impotencia)
r e s p i r o
y continúo la marcha
(hay que ir hacia algún lado)
no sin antes hacer añicos
toda ilusión
en su aliento logró anclarse
un atisbo de memoria
y pude descifrar entre sombras
: de nada sirven la fortuna o la miseria si no se comparten
v i e j o s
muy viejos los bosques
pero nunca como estas raíces de llanto
(sin oraciones ni deudos
termino por sepultar a mis lágrimas)
.
Ciertamente no me pareces insondable, pero sí dueña y señora de tus misterios.
Me gusta este estilo enigmático de tu escritura.
Publicar un comentario
<< Home