Como quien oye llover
- Hola, Gabriel.
- Hola, Maite, siéntate. ¿Qué tal esta semana?.
- Mal, muy mal. Me ingresaron otra vez.
- ¿Otra vez?, no Maite, por favor, no me lo digas.
- Pues no te lo digo, pero así es.
- A ver, cuéntame, ahora qué te llevó a ello.
- Una cuchilla de afeitar.
- Ya sabes lo que me refiero.
- Sé a lo que te refieres, y por eso te he contestado lo que te he contestado.
- Eso qué significa, ¿que no me lo quieres decir?.
- No, simplemente que ya lo sabes. Es lo de siempre, y como siempre.
- Bueno, pues yo quiero que hoy, sábado 5 de Agosto, me digas cómo es lo de siempre.
- Pues más o menos, aproximadamente, vamos, a la manera de las veces anteriores. Más o menos sólo, ¿eh?.
- Maiteeee
- Vale, vale. Lo repito. Por quincuagésima vez, hoy, 5 de Agosto, yo, Maite Salgado Zafra, voy a describir porqué me he intentado suicidar el anterior día, 3 de Agosto, la misma que habla y calza.
- Sigue, te escucho.
- Qué cansancio... No quiero vivir porque no me siento viva, porque estoy muerta en vida, porque estoy sola, porque no sirvo para nada, porque no hago nada, porque me pesan los minutos, porque ya he visitado medio mundo, conocido a la mitad de mi continente, con sus gentes, y nada, estoy cansada, eso es todo, y quiero descansar.
- (Debería hacerla encontrar "su" motivo para vivir. Que recuerde sus buenos momentos. ¿Conmigo pasaría mejores momentos?, ¿lograría hacerla feliz?...).
- A mi ni los recuerdos me sirven ya. Antes me agarraba a ellos, pero según ha ido pasando el tiempo me he dado cuenta de que los recuerdos también son mentira. Intentamos verlos de manera positiva para que en el recuento de nuestra historia creamos que todo ha servido de algo, pero es mentira.
- ¿Nada de lo que has hecho crees que haya servido? - (¿Ni siquiera conocerme a mi?).
- Bueno, conocerte. Quizá seas mi único amigo de verdad. Precisamente en la relación más falsa, estás ahi porque te pago.
- (Sí, ya sé, como una prostituta... Pero no, yo, yo...)- Yo soy tu amigo, Maite.
- ¿Entonces porqué no te tomas una copa conmigo?, ¿esta noche, por ejemplo?.
- Primero tienes que salir del hoyo en el que estás, si no tomaría una copa con alguien que no eres tú. - (Siempre va a ser así, a quién engaño, no va a cambiar. Y tampoco podría salir con ella, ni una noche, su salud está en mis manos. Qué bonita tiene que estar arreglada. ¿Qué tomaría?...)
- !Gabriel¡, ¿no me oyes?. ¿Ves?, mucho amigo, y ni siquiera me escuchas tú.
- (Dios, no, no...) - Maite, no te permito que digas, ni pienses eso, sabes que... me importas.
- ¿Cuánto, Gabriel?
- (Todo, Maite, todo.) - Lo suficiente como para que quiera que seas feliz.
- ¿Incluso aunque fuese con otros?
-!Tiene¡ que ser con otros.
- Gabriel, eso es susto, o enfado.
- (Susto.) - Enfado, Maite, enfado.
- Vale, vale, entendido. Te dejo de molestar ya, ¿no?.
- No molestas, pero sí, no vayas por ahi - (Por lo que más quieras).
- El otro día intenté ir por otro camino y no me dejaste.
- ¿Qué camino?, todo lo que sea abrir puertas es bueno.
- Claro, por eso le abri mis muñecas a la cuchilla.
- Maiteeeee
- ¿No sabes decir otra cosa?, ¿te bloqueas o qué?.
- (No me bloqueo, se me erizan los pelos de imaginarme tus muñecas abiertas) - ¿No quieres abrir puertas que no lleven al mismo sitio, al único con sólo puertas cerradas?.
- Sï, contigo. Pero tú me tienes la puerta cerrada con cerrojos blindados.
- (Dios, vámonos de aqui, ya, mis manos sabrán hacerte más felices que yo...)
- Sí, ya sé, te da igual lo que diga, sólo cumples con tu trabajo.
- (Exacto, como una prostituta)
- Bueno, ya es la hora, ¿no?.
- Mmmm, sí, es verdad. (No, no te vayas, no te vayas).
- Hasta la semana que viene.
- ¿Me prometes que no lo vas a intentar de nuevo?.
- Qué más da, ¿a quién le va a importar?.
- (Amiamiamia) - A ti, te debería importar a ti.
- Pues no lo hace. Hasta pronto. O, si hay suerte, no me volverás a ver. Y ya no le contarías a tu novia perfecta la mierda vida de esta mierda persona. Que seguro que lo haces.
- No tengo novia - (Mierda, Gabriel, no estás ligando, Gabriel, no es un ligue).
- ¿No?. ¿Qué hace un chico como tú en una situación como esa?
- No he tenido suerte. -(Ya basta, Gabriel, ya basta, nada de contarle tu vida, ¡ya!).
- ¿Tú?, tranquilo, la tendrás.
- La tendré cuando tú estés bien. - (sólo cuando tú estés bien).
- ¡Ay!, mi niño, entonces las cuchillas te llaman.
- Yo creo que no, Maite, yo creo que no.
- ¿Tan seguro estás de ti?.
- Tan seguro estoy de ti. (Tan seguro estoy de que sólo tú puedes hacerme feliz).
- Gracias, Gabriel, si me dejases te besaría.
-(Hazlo, hazlo, no me hagas caso, hazlo). No, no te dejo, jaja.
- Ya imaginaba. En fin, te sobrarán mujeres.
- Hasta la semana que viene, Maite.
- Vale, vale. Adiós, doctor.
El sonido de la puerta sonó como el fin del mundo. Miró su despacho, casi vacío, una puesta de sol enmarcada por una ventana, y unas paredes blancas. Se inclinó sobre la mesa, posó la cabeza en las manos y, como quien oye llover, se puso a llorar.
- Hola, Maite, siéntate. ¿Qué tal esta semana?.
- Mal, muy mal. Me ingresaron otra vez.
- ¿Otra vez?, no Maite, por favor, no me lo digas.
- Pues no te lo digo, pero así es.
- A ver, cuéntame, ahora qué te llevó a ello.
- Una cuchilla de afeitar.
- Ya sabes lo que me refiero.
- Sé a lo que te refieres, y por eso te he contestado lo que te he contestado.
- Eso qué significa, ¿que no me lo quieres decir?.
- No, simplemente que ya lo sabes. Es lo de siempre, y como siempre.
- Bueno, pues yo quiero que hoy, sábado 5 de Agosto, me digas cómo es lo de siempre.
- Pues más o menos, aproximadamente, vamos, a la manera de las veces anteriores. Más o menos sólo, ¿eh?.
- Maiteeee
- Vale, vale. Lo repito. Por quincuagésima vez, hoy, 5 de Agosto, yo, Maite Salgado Zafra, voy a describir porqué me he intentado suicidar el anterior día, 3 de Agosto, la misma que habla y calza.
- Sigue, te escucho.
- Qué cansancio... No quiero vivir porque no me siento viva, porque estoy muerta en vida, porque estoy sola, porque no sirvo para nada, porque no hago nada, porque me pesan los minutos, porque ya he visitado medio mundo, conocido a la mitad de mi continente, con sus gentes, y nada, estoy cansada, eso es todo, y quiero descansar.
- (Debería hacerla encontrar "su" motivo para vivir. Que recuerde sus buenos momentos. ¿Conmigo pasaría mejores momentos?, ¿lograría hacerla feliz?...).
- A mi ni los recuerdos me sirven ya. Antes me agarraba a ellos, pero según ha ido pasando el tiempo me he dado cuenta de que los recuerdos también son mentira. Intentamos verlos de manera positiva para que en el recuento de nuestra historia creamos que todo ha servido de algo, pero es mentira.
- ¿Nada de lo que has hecho crees que haya servido? - (¿Ni siquiera conocerme a mi?).
- Bueno, conocerte. Quizá seas mi único amigo de verdad. Precisamente en la relación más falsa, estás ahi porque te pago.
- (Sí, ya sé, como una prostituta... Pero no, yo, yo...)- Yo soy tu amigo, Maite.
- ¿Entonces porqué no te tomas una copa conmigo?, ¿esta noche, por ejemplo?.
- Primero tienes que salir del hoyo en el que estás, si no tomaría una copa con alguien que no eres tú. - (Siempre va a ser así, a quién engaño, no va a cambiar. Y tampoco podría salir con ella, ni una noche, su salud está en mis manos. Qué bonita tiene que estar arreglada. ¿Qué tomaría?...)
- !Gabriel¡, ¿no me oyes?. ¿Ves?, mucho amigo, y ni siquiera me escuchas tú.
- (Dios, no, no...) - Maite, no te permito que digas, ni pienses eso, sabes que... me importas.
- ¿Cuánto, Gabriel?
- (Todo, Maite, todo.) - Lo suficiente como para que quiera que seas feliz.
- ¿Incluso aunque fuese con otros?
-!Tiene¡ que ser con otros.
- Gabriel, eso es susto, o enfado.
- (Susto.) - Enfado, Maite, enfado.
- Vale, vale, entendido. Te dejo de molestar ya, ¿no?.
- No molestas, pero sí, no vayas por ahi - (Por lo que más quieras).
- El otro día intenté ir por otro camino y no me dejaste.
- ¿Qué camino?, todo lo que sea abrir puertas es bueno.
- Claro, por eso le abri mis muñecas a la cuchilla.
- Maiteeeee
- ¿No sabes decir otra cosa?, ¿te bloqueas o qué?.
- (No me bloqueo, se me erizan los pelos de imaginarme tus muñecas abiertas) - ¿No quieres abrir puertas que no lleven al mismo sitio, al único con sólo puertas cerradas?.
- Sï, contigo. Pero tú me tienes la puerta cerrada con cerrojos blindados.
- (Dios, vámonos de aqui, ya, mis manos sabrán hacerte más felices que yo...)
- Sí, ya sé, te da igual lo que diga, sólo cumples con tu trabajo.
- (Exacto, como una prostituta)
- Bueno, ya es la hora, ¿no?.
- Mmmm, sí, es verdad. (No, no te vayas, no te vayas).
- Hasta la semana que viene.
- ¿Me prometes que no lo vas a intentar de nuevo?.
- Qué más da, ¿a quién le va a importar?.
- (Amiamiamia) - A ti, te debería importar a ti.
- Pues no lo hace. Hasta pronto. O, si hay suerte, no me volverás a ver. Y ya no le contarías a tu novia perfecta la mierda vida de esta mierda persona. Que seguro que lo haces.
- No tengo novia - (Mierda, Gabriel, no estás ligando, Gabriel, no es un ligue).
- ¿No?. ¿Qué hace un chico como tú en una situación como esa?
- No he tenido suerte. -(Ya basta, Gabriel, ya basta, nada de contarle tu vida, ¡ya!).
- ¿Tú?, tranquilo, la tendrás.
- La tendré cuando tú estés bien. - (sólo cuando tú estés bien).
- ¡Ay!, mi niño, entonces las cuchillas te llaman.
- Yo creo que no, Maite, yo creo que no.
- ¿Tan seguro estás de ti?.
- Tan seguro estoy de ti. (Tan seguro estoy de que sólo tú puedes hacerme feliz).
- Gracias, Gabriel, si me dejases te besaría.
-(Hazlo, hazlo, no me hagas caso, hazlo). No, no te dejo, jaja.
- Ya imaginaba. En fin, te sobrarán mujeres.
- Hasta la semana que viene, Maite.
- Vale, vale. Adiós, doctor.
El sonido de la puerta sonó como el fin del mundo. Miró su despacho, casi vacío, una puesta de sol enmarcada por una ventana, y unas paredes blancas. Se inclinó sobre la mesa, posó la cabeza en las manos y, como quien oye llover, se puso a llorar.
8 Comentarios:
Hermosa historia Garatusas.
Muy linda y tierna.
Te felicito y me gustaría saber algo de tí, como por ej.: de dónde eres, mujer o varón, etc.
Saludos y gracias por pasar por mis blogs.
Gracias, Gabrielus. Ya amplié mi perfil.
Que belleza...
Que tierna historia...
Que hermoso tu mundo de palabras!
Que lindo sumergirse en él.
Gracias.
Gracias Garatusas!
Somos del mismo signo y tengo 6 años más que ti.
Un gusto en conocerte y algún día andaré por la bella España!
Aceptarías tomar mates conmigo?
Saludos!!
De Rodolfo aqui...
De esas incomunicaciones esta hecha la vida,el no decir que amamos y necesitamos al otro.
Que mundo raro el mundo que paraliza el sentimiento y no te deja expresarlo.
Me gustó tu historia.
Un abrazo
Menta
Lá vida es una profesión
me choca la manera en que se relacionan/tratan los dos, quizas sea esta la gracia y desgracia de este relato para mi.
un beso,
Onitsuka
Una historia para leer y releer.
Besos
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